La primera Resonancia Magnética fetal de cerebro que se practica en nuestra ciudad fue realizada días pasados en el centro de Diagnóstico por Imágenes Roentgen.
Según informó a EL DIARIO el radiólogo pediatra Ricardo Pérez, dicho estudio se usa como complemento en caso de sospecharse problemas con el desarrollo cerebral del bebé, tras un examen ecográfico. En el caso reciente se exploró una malformación en uno de los hemisferios cerebrales.
La resonancia magnética “no tiene radiación ionizante ni riesgo para la mamá ni el bebé”, afirmó Pérez, quien participó de la práctica efectuada en el centro de salud ubicado en calle Entre Ríos.
Ricardo Pérez
Las imágenes resultantes son “muy detalladas”, comentó, pero no todos los centros de diagnóstico están en condiciones de conseguirlas, ya que “se necesitan dos requisitos básicos: un resonador de alto campo, de 1,5 tesla, y operadores con experiencia”. El tesla es una medida de la inducción magnética.
El resonador aprovecha la circunstancia de que en un feto el 90% de su cuerpo está compuesto por agua.
Se consiguen así imágenes más amigables para compartir con otros profesionales tratantes del embarazo. La resonancia fetal es preferible a la del recién nacido, ya que a éste hay que anestesiarlo, mientras que en el período fetal se utiliza una sedación mínima de 30 a 40 minutos, para evitar movimientos que perjudiquen la calidad de la imagen.
Pérez se formó en un centro de diagnóstico francés y se dedica a prácticas similares en institutos de Córdoba desde el año 2000.
En diálogo con nuestro cronista, el facultativo señaló que “en la actualidad, los padres quieren saber lo que tiene el bebé y qué pronóstico presenta”.
La resonancia fetal puede practicarse a partir del segundo trimestre de gestación (aunque lo ideal es realizarla en el último trimestre), pero si la demanda es por la salud de la mamá, se puede concretar en cualquier estadio del embarazo. En el 50% de estas prácticas se consigue aclarar el diagnóstico o aportar algo de información para la evaluación clínica.
Además del cerebro, suelen usarse resonancia fetal para investigar pulmones e intestino.
El dispositivo hace uso de las propiedades de resonancia aplicando radiofrecuencias a los núcleos atómicos o dipolos entre los campos alineados de la muestra y permite estudiar la información estructural o química de una muestra. Se utiliza también en la investigación de ordenadores cuánticos. Sus aplicaciones más frecuentes se encuentran ligadas al campo de la Medicina, la Bioquímica y la Química Orgánica.
En relación a su uso en Medicina, a veces el estudio requiere la inyección de fármacos basados en un elemento químico conocido como gadolinio. La razón es que el gadolinio actúa como un medio de contraste que mejora la calidad de la imagen por resonancia magnética.